Hubo una vez el Sol. En el todas sus criaturas descansaron en el último de los días por venir. Ese día se me otorgó el poder ancestral de crear sitios cómodos para que las nuevas creaciones vivieran despreocupadas. Realicé un plano dimensional ajustado hacia planos paralelos dimensionales cercanos, 4 en total. Planifiqué rutas de vórtices para recibir nuevos entes ficcionales entremezclados con los propios, creados despues de los del barro y las cenizas.
La tercera luna que acompañaba tal planeta no era lejana, podías verla desde una distancia no mayor a 12 años luz, comodamente podías regresar a tu tiempo y espacio y devolverte hacia el destino karmatico superior ascendente y luego regresar a la base desde el último despego y la última encarnación.
El sacrilegio ocurria entre las ruinas de las ciudades anteriores, trajeron los seres no creados del aliento de vida sus costumbres desatadas, llenas de ira, de caos y de rebeldía, le dimos una oportunidad valiosa al reinsertarlos allí, pero fue desperdiciada.
Nuevos lenguajes afueron creados basados en base a la telepatía isométrica, se pudo constatar que la energía desfasada no necesitaba mas conexiones axiomaticas que las propias generadas desde el eter al ente. Una brisa de eones podia conectar ambas ideas y plasmarlas en la arena y los edificios sin ningún problema de movimientos telúricos a grandes distancias.
La única regla, solo alabar a un Dios, no era tan difícil, 16 siglos exactos duro tal redención, hasta la rebelión de la mas impura sociedad no tan casta ni adecuada para dirigir el mando de mis estructuras planeadas a distancia. Así que quise supervisar personalmente estos espacios antes de hacer tabula rasa y demoler las edificaciones producto de la rebeldía y el oprobio.
Pero solo pase un pequeño detalle por alto, ya la humanidad habia sido creada y estaba habitando el espacio de la dimensión terrenal, asi que muchos de los seres depositados en esta ciudad santa, fueron, por miedo a mi persona llevados en secreto hacia la Tierra. Muchas de sus maldades e idolatrías se fueron con ellos. Al yo destruir mi ciudad, mi creación, pensé que había acabado con todo ser inferior y desobediente, pero no fue así, fuí confiado. Pedí perdón a Dios, y no fuí escuchado, así que me toco pagar en carne viva una y otra vez siglo tras siglo reencarnando en humanos de corta data. Por mi culpa la maldad llegó a estas tierras lejanas. Perdonen humanos, nosotros tambien cometemos errores.
Todas las imágenes/creaciones artísticas fueron realizadas por Nahu Padilla en el mes de noviembre del año 2017.