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Sus problemas no son los mismos. Definitivamente, cuando la vida se convierte en supervivencia, los problemas son otros. La mujer maliense no ha oído hablar del estrés, de la ansiedad o de la crisis de los cincuenta; no sabe lo que es la hipercolesterolemia o tener altos los triglicéridos; nunca ha tenido depresión post-vacacional ni la han llamado del colegio para informarle de que su hijo tiene trastorno de déficit de atención…
Testigo del sufrimiento de los pueblos hermanos, Sebastião Salgado ha dedicado su vida a acercarnos la dura realidad del que, prepotentemente, hemos llamado Tercer Mundo despreciando la cronología, pues el hermoso continente africano es el origen de la humanidad. Y a cambio, ha sido duramente juzgado y acusado de buscar belleza en la miseria o la crueldad, aprovechándose de ello en su propio interés. Pero yo creo que hay formas más dulces de ganarse la vida que sumergirse durante décadas en los lugares más castigados del planeta para documentar lo que desde nuestras cómodas vidas desconocemos.
La realidad nos llega sin anestesiar en el blanco y negro de sus impecables retratos. La belleza de su obra no es incompatible con la atrocidad que nos muestra, y no es ilícito ni inmoral aproximar a otro mundo más próspero el dolor y el tormento de quienes los padecen. Porque sus fotografías conmueven, remueven las conciencias, invitan a la reflexión… Y tras ello, tal vez a la acción, a un mejor mañana.
¿Acaso Goya no inmortalizó el horror de la guerra en sus Fusilamientos del tres de mayo? ¿No es admirado el Guernica de Picasso y su brutalidad espeluznante? La mirada artística es tan importante como la médica o la periodística, y a veces llega más lejos, cuando, como ha hecho Salgado, se ha retratado desde dentro, y no desde arriba; en primera persona, y no por encargo. Sus imágenes se han convertido en iconos que han llegado hasta los confines del mundo, y él ha sido quien verdaderamente nos ha convocado esta semana y nos ha instado a la introspección, a la búsqueda en nuestro propio interior y al replanteamiento de nuestros valores.
De modo que siento el íntimo deber de decir: “Gracias, Sebastião Salgado”.
Imagen tomada de https://www.pildorasdefe.net/aprender/oracion/Oracion-sanar-tristeza-desanimo-pedir-alegria
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