Relato corto: El atraco...

Juana está parada en frente de la entidad bancaria donde guardaba todos sus ahorros, es una mujer inteligente y precavida que todo lo planifica con anticipación; mirando a ambos de la calle está en la búsqueda de un taxista que cumpliera con los rasgos que ella previamente había definido para decidir montarse en un vehículo. Al otro lado de la calle nota por el rabillo del ojo que una persona le hace señas a un vehículo que viene a los lejos por la calle. El vehículo destartalado es un taxi conducido por un hombre de muy mal aspecto, que se detiene y le ofrece los servicios de transporte a un costo muy por debajo de lo normal, Juana que está muy nerviosa y sudorosa rechaza el ofrecimiento del servicio y comienza a caminar hacia la otra esquina. El conductor del taxi insiste diciéndole "señora con esa enorme barriga no debería caminar tanto mire que usted ya está a punto de parir", pero Juana se niega rotundamente a aceptar el servicio y sigue caminando hacia la esquina, apretando fuertemente el bolso de mano donde tiene todos los ahorros de su vida que acaba de retirar del banco.

Juana tiene treinta y seis semanas de embarazo y sufre de pre-eclampsia, debe llegar rápidamente al hospital para hacerse una cesárea y evitar que su bebé corra el riesgo de morir. Juana no tiene seguro ni cuenta con nadie cercano a ella que la ayude económicamente, por ello ha tenido que recurrir a sus ahorros que no son suficientes para pagar todos los gastos en los que incurrirá esa tarde en el hospital, pero ya no tiene tiempo, y no puede seguir retrasando el procedimiento, porque cada minuto que pasa pone en peligro tanto la vida de su bebé como la suya.

Había muchas personas en la esquina esperando por un taxi, y a pesar de que en tres oportunidades le ofrecieron a Juana que ella tomará el primer taxi que llegara, ella se negó porque no cumplían con las características que ella se había definido. No fue hasta unos veinte minutos después que llegó un vehículo en muy buenas condiciones, era un vehículo casi nuevo conducido por una persona bien vestida y elegante, que se notaba que era educada y cumplía perfectamente con las características que estaba buscando Juana en su taxista.

Juana se monta en el asiento trasero del taxi, y le instruye al conductor que debe llevarla al hospital materno infantil que se encuentra en las afueras de la ciudad. El taxista mira a Juana a los ojos, la nota muy nerviosa y sudorosa y le pregunta, ¿Está usted a punto de parir? A lo que Juana responde que no exactamente, que debe ir al hospital a hacerse una cesárea para salvar la vida de su hijo, y le comenta además al taxista que ella está haciendo todo lo humanamente posible para salvar la vida de su hijo, tanto así que llevaba todos los ahorros de su vida en el bolso para poder pagar la cesárea.

El taxista le dice a Juana que no debería compartir ese tipo de información porque es muy peligroso y que podrían atracarla en cualquier momento, que hoy día la gente ya no respeta si se trata de una anciana o mujer embarazada, lo que les interesa es el dinero fácil. Juana, le responde que ella no suele ser tan ingenua con las personas, pero como ella lo ha reconocido a él, por eso sentía la confianza para contarle de su situación. El taxista se extraña y le pregunta ¿De dónde me conoces? y Juana responde tú trabajas para mi jefe. El taxista que se ha puesto un tanto nervioso le vuelve a pregunta a Juana, ¿Y quién es tu jefe? Mi jefe es el abominable Don Pancho, ese bastardo que me violó hace nueve meses y ahora estoy a punto de parir un hijo, totalmente desamparada y en la más absoluta soledad, porque ese desgraciado no es lo suficientemente hombre como para tratar a las mujeres con el respeto y consideración que nos merecemos, sino como objetos sexuales de poco valor. Y eso lo ha podido hacer gracias a que goza de la protección que le otorga el poseer tanto dinero, producto de todas sus actividades ilegales, que usted mi amigo le ayuda a mantener...

El taxista mira a Juana por el retrovisor con cierta conmiseración, y le hace saber que siente mucha tristeza por los terribles momentos que ha pasado en su vida, pero que él no conoce a ningún Don Pancho. Juana se altera y mira al taxista con rabia, se siente ofendida porque el hombre no es capaz de reconocer que él también juega un rol importante en toda esa trama, hablándole con la voz controlada le dice al taxista, durante los últimos tres años yo he sido la persona que te hace llegar los sobres con el dinero que utilizas para pagar los sobornos, para extorsionar y en algunos casos como hoy para deshacerte de las personas que le estorban a Don Pancho. El taxista la mira nuevamente por el retrovisor y le pregunta ¿Y de quién me tengo que deshacer hoy? Juana mirándolo con mucho miedo y terror en sus ojos le responde, del taxista que viene en el carro destartalado que nos está siguiendo, a ese desgraciado Don Pancho le ha pagado para que me atracara y me asesinara. A ti te han pagado para deshacerte de él una vez que haya cumplido con su tarea. Pero, no es tan fácil deshacerse de mi, yo conozco muy bien todos sus movimientos y no hay manera que puedan cumplir con lo que tienen planificado, pero sé que tú eres una persona de buen juicio, y estuve esperándote para que hiciéramos un trato, apelando a tu corazón, que me dieras la mitad del dinero que te han dado por asesinar a ese horrible hombre, yo la necesito para poder salvar la vida de mi hijo, y tu obtendrás así la venganza que tanto has buscado. El taxista sorprendido le pregunta ¿Qué venganza? Y Juana le comenta que ese hombre fue el que plantó la droga en la casa de su hijo mayor, esa es la razón por la que está preso, y por eso es que empezaste a trabajas para Don Pancho, para que sus socios protejan a tu hijo en la prisión y no lo asesinen. Pues, el peligro que corre tu hijo no son los demás presos, sino Don Pancho, que matará a tu hijo en el momento en que dejes de seguir sus instrucciones.

El taxista mira a Juana por el retrovisor nuevamente y voltea su cabeza para mirarla de frente y decirle que el tiene demasiado que perder, que si Don Pancho se entera matará a su hijo y además por qué va a darle la mitad del dinero, que él no tiene nada que ganar e igualmente tomará venganza cuando se deshaga del hombre del taxi destartalado. Juana, le dice casi suplicando, yo puse en el sobre el doble del dinero esta mañana, así que no perderás tu parte y estarás salvando la vida de mi hijo que es totalmente inocente de todo esto. El taxista se queda pensativo durante un par de minutos y luego mirando a Juana a través del retrovisor le dice, lo siento pero arriesgo demasiado por ti y yo no tengo nada que ganar, lamento realmente tu situación pero tendrás que bajarte en la próxima esquina y resolver tú sola tus problemas. De hecho, no soy tan buena persona como tu crees y cuando te bajes deja el dinero que llevas en el bolso.

Juana sostiene con fuerza su bolso y no está segura qué es lo que debe hacer, pero al final se decide, abre lentamente el bolso y desliza su mano sobre las pacas de dinero y las echa a un lado, toma del fondo un revólver que saca rápidamente para apuntarlo hacia el taxista y gritarle ¡Esto es un atraco! El taxista que ya sospechaba de la mujer, lanza el vehículo contra la acera para que Juana se golpee contra la puerta, pero con la mala suerte de que el susto hace que a Juana se le dispare el revólver ; la bala atraviesa el cuello del taxista que comienza a desangrarse, pierde el control y el vehículo se estrella contra un poste. Juana sale del vehículo, mal herida, está desorientada, logra dar unos cuantos pasos y cae sobre el pavimento.

Al otro día en los periódicos se publica la triste noticia de como muere una mujer embarazada y su bebé luego de frustrar el intento de atraco de un taxista que la llevaba al hospital...

Fuente de imágenes: Pixabay

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