spanishchallenge 14 entrada #1


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Cardumen aéreo revoloteando en la sinestesia del atardecer. Ejército de aves celebrando el despertar del protagonista. Nos cautiva la hecatombe de la luz cálida proyectada en el cielo y el contorno de las aves en pleno vuelo recortado a la oscuridad latente de la realidad. Las siluetas consumidas por la embriaguez del contraste contornean sus proyecciones con la misma parsimonía con que Ofelia flota en el río donde Heráclito remoja sus pies. Sería casi un encuadre digno de Escher mezclado con Dalí, si no fuera porque el excesivo carácter épico junto a lo que parece ser una gorra en la cabeza del individuo central me arruina la percepción. Quizás sea mi esnobismo de millenial. Quizás mi desencanto insoportable. Pero intentemos proceder.

Ignoremos la gorra. Obviemos un poco el excesivo carácter épico y atendamos al contexto potencial.

Yo pienso, o quisiera pensar, que se trata de un villano. Y que las aves son sus cómplices. Eso es. Este villano controla a las aves de alguna manera. Mediante algún poder psíquico, muy a lo Killgrave. O podría acaso deberse a alguna lealtad genunina. Podría ser que las aves admitiesen el liderazgo del villano con base en alguna lucha entre la humanidad y los animales. Pero si el villano es animalista, se pierde un poco su potencial vileza. Sin embargo son los villanos con propósitos comprensibles aquellos que nos causan mayor impresión y empatía. Es la controversia de relativizar la falsa dicotomía del bien y el mal.

El villano acaba de despertar de algún tipo de letargo o encierro al que ha sido condenado por sus vilezas previas. Algún castigo bien merecido habrá tenido. Siendo animalista/ecologista quizás atentó contra el progreso emporialista de la civilización occidental.

Así que el villano se libera de su cárcel. Convoca a sus ecuaces, las aves, y celebran a la luz dramática del atardecer. Le dice el villano a su mano izquierda (es zurdo): Tomáme una foto así como que soy el amo del mundo, como que acabo de librarme y vuelvo triunfante a la lucha sin tregua con todo el ímpetu del universo para vengar mi encierro.

Su mano izquierda, un sub-villano sin talento ni autoestima toma su celular y toma la foto con el HDR activado para que quede bonita. La toma a contraluz para amplificar el efecto legendario; tal parece que este subordinado tiene dotes de fotógrafo.

Cuando se la muestra al villano el súbdito se gana un zape porque no se le ve la cara. Hiere su protagonismo. Debía verse que se trata específicamente del villano. Esta silueta podría ser de cualquiera, podría ser un copy&paste de flickr o de facebook. No es esta fotografía el estanque ideal en el cual pueda ahogar su ego ambicionando su reflejo exacto. Pero el cardumen de aves se ha quitado y es ahora más noche. Se ha perdido la oportunidad de una fotografía perfecta para el narcisismo del villano. Da igual.

Al subirla al twitter bajo el hashtag #AbandonadTodaEsperanzaLosQueVeaisEsteTweet, el villano se da por servido.

Por su parte, el héroe que le encerró, mientras hace el eterno swipe del tedio en el twitter, Baudelaire moderno contemplando el spleen del social media, se topa con el tweet del villano y no lo puede creer. Le manda un inbox preguntando ¿Qué onda?. A lo que el villano responde con un llano Sí, he vuelto. Es en este punto en que la historia pierde todo interés. Pasará que el héroe del statu quo, el que encerró al villano ecologista, convocará a la liga de la justicia ciega para volver a enfrentar al villano e inhabilitarlo de una vez por todas. Todo digno de una película tipo Avengers que encaje con el dramatismo heroico y, claro, con la gorra que porta el villano en su cabeza.


Aclaración: el tono mordaz de este post es parte del ejercicio que he intentado implementar. Espero que les resulte por lo menos divertido ;)


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