SpanishChallenge #19 [Relato] El amor de Arantxa

Masa etérea, que compone mi cuerpo y con él todos mis pensamientos que se diluyen en tu cielo. Quería escribir un poema al respecto, pero la descripción que nace de mí para hablar de las nubes viene sin filtro como para escoger con pinza métrica y palabras. La rima y estructura duró poco, la tomaré como una bendición.

Las nubes pueden determinar o impactar en tu estado de ánimo. O al menos en mí lo hacen. En mi caso, un cielo despejado es el mejor, el más único y con él siento tanta intensidad, que la mía mental termina diluyéndose, esparciéndose hasta desaparecer. Pienso: "¿Ves, Arantxa?, si hay un Dios, hoy es más intenso que tú... y si no lo hay, los vientos se alinearon de la forma más intensa que puedas imaginarte para demostrarte, sí, demostrarte a ti, que no eres tan intensa como la naturaleza misma puede ser, así que deja de sentirte especial." Increíble o no, funciona.

Hay cielos regulares, de un día cualquiera sin muchos acontecimientos personales que destacar, por eso no hablaré de esos cielos. Pero están los cielos hechos arte, aquellos que combinan la intensidad del azul como un lienzo para pintar. Combinan todos los tipos de nubes que te puedas imaginar junto a pinceladas que son retocadas con algodones esporádicos cuyo único objetivo de existencia parece ser estar perdido entre las sutilezas de esas otras nubes danzantes.

Te venero porque entre tantas dependencias emocionales, tú eres la más sana y la que no exige nada a cambio, que está al alcance de mi mano y que además inspiración me das. Contemplarte cada tarde y cada madrugada, al lado de las páginas que han escrito sobre ti, se ha vuelto una obsesión que solo puedo traducir en estas líneas para ti. Espero que este cielo siga ahí para mí en cada despertar. Ruego a quién sea porque al despertar no sea otro cielo el que me reciba, no sean otras nubes las que con su presencia o ausencia me hagan sentir parte de esta tierra y a mi alma brinden calma o exaltación por el arte que contempla. Cielo que estás para mí, nunca te vayas. No me importan tus colores, tus grises o tus rosas, los acepto todos. Acepto tu soledad sin importar de qué color la pintes.

Con toda esta confesión, cielo, con todo lo que me haces sentir y que otros no lo lograron, espero que entiendas que no puedo compartirte. Mis pensamientos y escritos, dibujos y fotos se deben a ti, a la magia que tú guardas y sé que distribuyes hacia mí. No hay gaviota que valga, no hay ninguna vida que te habite y sea más grande que la tuya y la mía...

Y así, junto a esa revelación y determinación, Arantxa sonrió, apreció poco menos de unos ciento ochenta grados de la inmensidad que la rodeaba y seguidamente se escuchó un chasquido de carga. Arantxa empezó a disparar a su querido cielo, así lo hiriera, hasta eliminar cualquier rastro de vida que con ella lo compartiera.

DQmPopmQPn4s7iigxpMLcwzdMvvGmz55hsGAQPBN3q8cY44_1680x8400.jpg
Source

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
11 Comments