La despedida del que se queda

Hace tiempo que pensé en escribir este post, prácticamente desde que me uní a la comunidad. No lo había hecho antes porque cuando la inspiración entraba no tenía cómo escribirlo y cuando tenía tiempo para hacerlo entonces me faltaban las ganas. Hace poco falleció una persona muy cercana a mi, en parte tampoco lo escribí antes porque necesitaba algo de tiempo para poder organizar un poco mis ideas y que tuviese algo de sentido, que aunque me recordara a él, el dolor no me impidiera escribir.

Cada quien escoge como lidiar con las cosas que suceden en su vida o en el día a día. En lo personal trato de no divagar en ello, no es algo muy recomendado, pero con las locuras que ocurren en Venezuela esto es lo que me mantiene sana. No es que ignore todo lo que pasa o no me doy cuenta que está allí, a veces es imposible no pensar en ello pero prefiero encontrar algo con lo cual distraerme o enfocar mi atención.

"No sé si me olvidarás
ni si es amor este miedo:
yo sólo sé que te vas,
yo sólo sé que me quedo."

Andrés Eloy Blanco (Coplas del Amor Viajero)

Hay una situación en particular que estoy segura todos y cada uno de los venezolanos ha vivido, despedirse de alguien querido, bien sea porque falleció al no encontrar los medicamentos que necesitaba o no poder comprarlos o por causa de la violencia. Y aquellas despedidas porque para optar a un futuro debieron irse del país. Me gustaría hablar de esta última en particular, no porque sea más importante que las otras pero porque es algo de lo que necesito desahogarme.


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Venezuela se ha convertido en el país de las despedidas, entre muchos otros nombres que describen nuestro país. Me entristece mucho que un país con tanto potencial y cosas maravillosas sea conocido por tantos nombres desesperanzadores, pero es que es la verdad. Mi grupo de amigas del colegio es de ocho personas, de las cuales sólo tres seguimos en Venezuela y varias de las restantes cinco llevo años sin ver. Pasar de verse todos los días a verse una o dos veces al mes porque estudiamos en universidades distintas y nuestros tiempos libres no coinciden es difícil, pero es algo que uno esperaba y sabía que iba a ocurrir. Pero que pasen años y sepas que pasarán mucho más antes que puedas ir a visitar o ellos volver es horrible.


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Y la cosa es que no es sólo amigos del colegio, son aquellas personas que uno conoció en la universidad y que tampoco están. Y es tu familia que cada vez se ve más reducida. Es ir a reuniones familiares y que sólo estén las personas mayores porque no tienen forma de irse, ya no están aquellos primos que eran tu compañía y con los que echabas broma o jugabas o simplemente te sentabas a ver una película o hablar de sus vidas. Ya no están tus tíos que te vieron crecer y también te enseñaron muchas cosas. Y para muchos, ya no están tus hermanos o hermanas, tus cómplices y confidentes.

Es muy difícil para aquellos que se van, empezar desde cero en un país desconocido y lejos de tus seres queridos. A veces es imposible y lo único que desean es poder volver a su hogar pero resulta que no sirve de nada un hogar donde sales un día y no sabes si regreses, donde tu vida está parada porque ni siquiera puedes salir de tu casa, aún si lo quisieras. Un lugar donde cada día que pasa estás preocupado por cómo conseguir dinero para siquiera poder alimentar a tu familia. Pues al fin y al cabo, ¿Qué clase de vida es aquella donde apenas se sobrevive? Pero la verdad es que eventualmente y luego de mucho trabajo aquellos que se van lograr estabilizarse y mientras llegan a ese punto están tan ocupados que no tienen tiempo de extrañar a sus seres queridos. Conseguir un trabajo o un lugar donde estudiar, adquirir una vivienda y todas las personas que conoces en ese nuevo y extraño lugar. Entonces, ¿Qué queda para los que nos quedamos? Un vacío, ir a los lugares que solían visitar y pensar en cómo te gustaría que tu amigo o familiar estuviese allí contigo. Una disyuntiva interna, debemos alegrarnos por todas las oportunidades que la persona podrá disfrutar pero es complicado cuando duele tanto su ausencia. Mientras los que se van están ocupados rehaciendo su vida, los que nos quedamos luchamos por atar los cabos sueltos y llenar los vacíos. Aquellos vacíos que siempre están presentes, como que la familia de tu mejor amiga era como la tuya y vas a fiestas y cumpleaños de ellos y no sabes qué hacer porque tu amiga ya no está y no es lo mismo.


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Sé que esto no es un post feliz o agradable pero muchos siempre piensan en aquellos que se van y conocen su perspectiva. Esta vez quería reflejar como afecta la despedida a aquellos que se quedan. Y pienso que esto aplica no sólo a Venezuela, porque las despedidas ocurren en todas partes del mundo y de distintas formas.

Esto es como veo yo las cosas, pero probablemente muchos piensen distinto o capaz se sientan igual, los invito a comentar y que me cuenten sus experiencias, hasta mañana :)

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