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Vía:
@Rodrigojardoncom
El pasado martes 19 de septiembre a las 13:14 un terremoto de 7.1 sacudió a la Ciudad de México, Puebla y Morelos. Este terrible hecho causó accidentes, robos, derrumbes y muerte. El pueblo mexicano estaba en shock, nadie se imagino que en un martes cualquiera, conmemorando 32 años desde el último temblor en México, las cosas iban a cambiar drásticamente.
Esta catástrofe no perdono a nadie, aunque los más vulnerables fueron los más afectados, no sólo por la situación en la que ya se encontraban, sino porque la ayuda aún no llegaba y en el “mejor de los casos” era escasa. Sin embargo, pronto el auxilio llegaría hasta esos rincones que la naturaleza devastó, ya que la gente necesitaba urgentemente víveres y voluntarios que ayudarán a remover escombros de construcciones colapsadas por culpa del temblor.
Aún había esperanza, ganas de rascar escombros hasta encontrar a seres queridos, amigos, conocidos y no tan conocidos. De dejar la indiferencia de lado y valorar la vida del otro.
No había pasado ni un día cuando los alumnos de la UAM Lerma pusieron en marcha la iniciativa de situar un centro de acopio cerca de las oficinas de la Universidad Autónoma Metropolitana. También se sumaron los que iban por las calles del centro de Lerma con letreros pidiendo dinero para esta noble causa.
Otros se estaban organizando a dónde iban a ir a remover escombros. Estaban consiguiendo todo lo necesario; picos, palas, cascos, gente y transporte.
Y los demás acomodando los víveres en cajas y haciendo el inventario de todo lo que se iba a enviar, tachando códigos de barras (esto para evitar que la gente vendiera las cosas), poniendo mensajes de ánimo, acomodando la comida, productos de limpieza, higiene personal, etc.
Los días que jóvenes y maestros estuvieron apoyando el movimiento fueron bastantes, desde el 20 de septiembre hasta el día de hoy la lucha sigue.
El terremoto del 19 de septiembre sacó lo mejor y lo peor de muchas personas. No pudo haber existido un mayor “porqué” que el sentimiento de solidaridad que impulsó a esta comunidad y personas externas a donar, ayudar y conseguir lo que fuera necesario para la gente de Ocuilan, Estado de México y Tlaquiltenango, comunidad de Jojutla, Morelos.
¡Y por fin la ayuda había llegado!
Jojutla, Morelos
Jojutla, Morelos
Jojutla, Morelos
Jojutla, Morelos