Últimamente, he escuchado con más frecuencia sobre casos de suicidios. La mayoría de las veces, se trata de jóvenes quienes estaban tan agobiados por distintas razones que confluyen en una preocupación común para el venezolano promedio: la situación del país.
Las estadísticas son alarmantes. No conforme con ser uno de los paises más violentos del mundo, tiene una tasa de suicidio en rápida ascendencia. Inevitablemente, esto nos lleva a pensar ¿Por qué?
Las oportunidades para el ciudadano cada vez son más escasas y algunos se debaten entre el constante dilema de “me voy o no me voy”. Abandonar a tu familia y seres queridos para emprender una nueva vida en un país que ni siquiera has visitado puede ser un escenario aterrador.
La escasez de productos básicos y la carestía, marca una notoria diferencia entre quienes aún gozan de poder adquisitivo y quienes, lamentablemente, han tenido que recurrir a prácticas denigrantes como escudriñar las basuras con la esperanza de conseguir el alimento del día.
No es un secreto para quienes aún vivimos en Venezuela, que los productos “se consiguen” a precios exhorbitantes y que si queremos disfrutar de una vida digna, debemos estar dispuestos a pagar “cualquier precio”. Cada mes se va un conocido más y basta con entrar a redes sociales como facebook o instagram para sentir que vivimos en otro país pues la mayoría de nuestros contactos están regados por el mundo.
Este clima político, económico y social causa desesperanza en la mayoría de los jóvenes, quienes sienten que sus sueños son muy difíciles de realizar en su país natal. Las condiciones sociales nos pueden arrastrar a profundos estados de tristeza y ansiedad.
En un entorno tan inestable, podemos escoger entre dos maneras de afrontar la situación: optimismo o negativismo. Quienes deciden sumergirse en la segunda opción, acaban desarrollando un estado depresivo, que en ocasiones fatales, conlleva al suicidio.
Mi consejo para quienes aún residen en Venezuela es: por favor, no piensen que con quitarse la vida acabarán con el sufrimiento que padecen. Muchos países han pasado por el mismo escenario que actualmente vive Venezuela y se han recuperado. Esta tierra es rica y prospera, no abandonemos la esperanza. En el país, aún quedan personas que están apostando a negocios novedosos. Analiza en qué eres bueno, esfuerzate en iniciar un proyecto que te ayude a crecer económicamente y recuperar tu capacidad de soñar.
Si quieres emprender tu camino en otro país, no tengas miedo. Las cosas que valen la pena se logran con esfuerzo y dedicación. Los momentos duros nos edifican como personas y es importante aprender a manejar inteligentemente este tipo de situaciones. La depresión es una enfermedad que puede ser tratada y curada con éxito.