Caja Rural Santísimo Sacramento: ejemplo de organización en el campo venezolano
Durante la ejecución de la fase de campo de mi tesis doctoral me correspondió conocer una organización microfinanciera ubicada muy cerca del cielo merideño: La Caja Rural Santísimo Sacramento. Su nombre revoloteaba en nuestros pensamientos y apuntes de trabajo desde hace algún tiempo, debido a que en las visitas realizadas al resto de cajas rurales de Mérida, nos hablaban con gran orgullo de los préstamos cuantiosos que hacían a sus integrantes.
La población del campo venezolano desde hace muchos años no ha sido del interés de la banca formal, debido a las grandes distancias que existen desde las comunidades a los centros poblados, y además porque a la mayoría de los banqueros no les gusta la gente pobre. Podríamos abrir un gran debate sobre pobreza, pero eso no es el punto que pretendemos destacar, porque en general en Venezuela en este momento el mayor porcentaje de la población es pobre, no porque lo expresemos nosotros, ni es una sensación, es según el método que usa el Instituto Nacional de Estadística del gobierno: el de las necesidades básicas satisfechas.
Dejando claro el hecho de que todos, incluso los trabajadores universitarios con empleos estables, tenemos años siendo pobres, nuestra visita a la comunidad de San Antonio de Estaques, ubicada en la Parroquia Estanques, del Municipio Sucre del Estado Mérida fue realmente inolvidable. Todas las actividades de esta comunidad ubicada a no menos de 5 horas de la ciudad de Mérida giran alrededor de su organización microfinanciera: La Caja Rural Santísimo Sacramento.
Una vez en esa comunidad rodeada de campos verdes cultivados por familias completas de agricultores, confirmamos la buena fama de la caja rural. Era cierto que los préstamos que otorgaban eran cinco veces más altos que los que daba la banca comercial. Se reúnen sin falta todas las semanas para analizar las solicitudes de préstamos y una vez al mes en una gran asamblea otorgan los microcréditos, no sin antes leer la lista de los que podrían entrar en mora, para evitar tan vergonzosa situación. Allí no habían profesionales universitarios realizando el manejo de los microcréditos, fue la propia comunidad que aprendió a llevar todo el proceso gracias al Proyecto de Desarrollo de Comunidades Pobres (PRODECOP) que hace años estuvo allí y les trasmitió todo el manejo de la organización. Los días de la asamblea general, son de fiesta, participan las familias completas y todos observan con atención especial el ingreso de los nuevos accionistas, así como también, los que reciben los microcréditos.
Nos sentimos orgullosos de comunidades como esta que son independientes, organizadas, comprometidas y honestas, porque si no hubiese honestidad ningún miembro de la comunidad colocaría su dinero allí para comparar acciones llamadas certificados de contribución patrimonial, que es la forma como obtienen el dinero para funcionar.
Estamos en deuda con la comunidad de San Antonio de Estanques y la Caja Rural Santísimo Sacramento: ejemplo de organización del campo venezolano, le debemos una visita y la entrega de nuestra tesis doctoral como muestra de agradecimiento por su consecuente ayuda y colaboración.
Escrito por: Maribel Suárez Mancha
Mérida, 01 de Setiembre de 2018.
Fotografía: accionistas de la Caja Rural Santísimo Sacramento tomada con cámara Samsung S3 mini, Marzo 2014. Mérida, Venezuela
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