Escribir sobre Venezuela es cerrar los ojos y recordar la infancia, recordar la comida de la abuela con el ajo machacado en la piedra de moler. Ese inconfundible olor del café en la mañana, la ternura de la bendición de nuestros padres.

Los venezolanos somos criados con profundo amor, arrullados con el Himno Nacional como canción de cuna, bendecidos por el calor del sol y bailados con los tambores que retumban.

Son tantas cosas que decir de mi país, sus hermosas playas que enamoran, su cultura, sus comidas, la religión, y hasta el bendecido humor que caracteriza nuestra gente.

Hoy se me hace un nudo en la garganta, se me detienen las palabras al escribir emocionada sobre las bendiciones que al ser venezolana he vivido en mi país. No puedo olvidar las playas del parque nacional de Mochima, el espectáculo de estar en el Ávila, rodar por la arena del Parque Nacional Los Médanos de Coro (Patrimonio Natural del mundo), la hermosa Mérida con sus picos dónde la nieve se hace presente, la espectacular Isla de Margarita 🌼 (mi isla amada), he sido afortunada de visitar estos sitios, algunos todavía me faltan Roraima, Los Roques, entre ellos. Si bien visitar otros países es muy gratificante, recorrer Venezuela es muy impresionante.

También puedo decir, que en cada lugar de nuestra tierra natal hay siempre una sonrisa. Hay esperanzas vestidas de inocencia en los niños que van a la escuela muy temprano, hay fe en cada madre que hace oración por sus hijos, hay constancia en cada padre que lucha por su familia, hay valores, amor, en cada rincón está Dios presente.

Venezuela es un buen país que recibió muchas personas durante muchos años, hoy sus hijos han tenido que migrar a otros destinos. Pero jamás se olvidará a un venezolano como dar las gracias, como compartir, como luchar con tesón y como demostrar que somos gente buena.

Puedo recordar mientras escribo el camino a la escuela de niña, los árboles de almendrones en el camino, la seguridad de mis padres al verme partir y regresar cada día. Puedo recordar las misas de aguinaldos en época de festividades navideñas, los amaneceres gaiteros de cada año. Cada uno de esos recuerdos sería un gran tema para esta publicación. Pero me dejé llevar por el sentimiento de lo que es escribir sobre mi país.

Acá les dejo una parte de mi cariño por el país que me dio la oportunidad de ser profesional, de tener en mis aulas tantos sueños, un país bonito que merece ser rescatado por todos, por los que estamos en él, por los que se han ido, por la comunidad internacional; estoy segura entre todos podríamos. Dios mediante retorne la fe y la libertad.

Me despido con cariño. Gracias por su lectura.