¡Hola steemians!
Ninfa de Bosque
Se había extendido a cada rincón de mi ser, como si se tratara de un hongo, impregnando todos los espacios que alguna vez mi amor ocupó.
El calor humano fue reemplazado por frialdad sepulcral, mi realidad fue convertida en un mundo gris y nostálgico, donde el dolor era una constante y la indiferencia, ante todo y todo lo que me rodeaba, pasó a ser mi estilo de vida.
Fue en este estado de letargo emocional, de frialdad del alma que te conocí, mi segunda ninfa.
Tal era la fuerza de tu espíritu, que lograste acercarte a mí, a pesar de que yo no quería acercarme a nadie nuevamente. Tu luz propia resplandecía como el Sol, suficiente para aliviar parcialmente el frío en mi interior. Atraído por tu belleza natural, pero temeroso de exponerme nuevamente, levanté un muro a mi alrededor. Un muro que con tus raíces decidiste agrietar, en un proceso lento en el cual no dejabas de sufrir los daños de mi corazón helado.
Poco a poco fui aceptándote como parte de mi realidad, pero siempre temeroso por el recuerdo, la marca de mi primera ninfa era muy honda y había hecho mella muy profundamente en mí.
—Deja de temer y confía en mí —era lo que siempre de me decías.
—Confío en ti —era siempre mi respuesta, mintiendo más para mí que para ti.
Pero el calor que me dabas te estaba acabando, mientras yo sanaba, tú languidecías, y empezaba a ver las heridas en tu propio corazón.
Eras amor y belleza, pero yo solo era dolor y angustia en tu vida. Anhelaba que lo nuestro pudiese ser, que aprendería a amarte como tú a mí.
Pero el tiempo pasaba y solo podía observar como te estabas acabando, mi gelidez no se disipaba, por el contrario, estaba afectándote a ti también, y lo que al comienzo era un ser de luz y alegría, se estaba convirtiendo en un ser de oscuridad y tristeza, como yo.
Así que tomé una de las decisiones más difíciles que me han tocado en la vida...
—Yo te acepto así como eres, dañado y todo— me dijiste aquella última vez con lágrimas en los ojos, lágrimas que aún no me perdono.
— Pero yo no acepto hacerte lo mismo, ya encontrarás a alguien que sí te merezca — te dije con convicción, a pesar del nudo en mi garganta.
Era lo correcto y yo lo sabía.
En esta historia fui yo el malo, el villano que no pudo apreciar a su querida ninfa...
A ti, floresta encantada
Eres vida
Un bosque de abundantes colores,
un espíritu libre de maldad alguna.
con tu caminar se abrían las flores,
traes vida a lo que en tu seno se acuna.
No creía en tus palabras,
producto de aquellos malos recuerdos.
Había levantado un enorme muro,
quería aislarme del mundo.
Mas con tu infinito amor y paciencia,
te dispusiste a derribarlo y sanar mi dolencia.
Eres amor
Amor que diste sin recelos,
amor que no quise aceptar.
Como la promesa de una primavera en el más crudo invierno,
intentaste mi corazón colmar.
Mas solo soy humano,
¡oh adorada ninfa!.
Uno vacío de emoción
y lleno de malos recuerdos.
Uno que no supo apreciar
todo lo que ofrecías.
Eras naturaleza
Y como un simple humano,
sólo tome de ti lo que necesitaba.
No merecías lo que te hice,
negarme a todo por miedo
y no haberme alejado a tiempo;
pero el daño ya está hecho,
mi corazón de hielo dañó algo bello,
mis promesas disipadas en el viento
dejaron un bosque lleno de muerte y desolación...
Ese es mi pecado contra la hermosa ninfa
y sólo puedo rogar que el bosque vuelva a florecer.
a ti, a ti ninfa...
a ti te pido perdón.
-S-
Dedicado a las ninfas de mi vida.
Entrega anterior:
Ninfa de Agua