Mi antiguo arte: Derretir colores de cera sobre un lienzo

Semanas atrás

Tuve que escribir un poema para un concurso de @spanish-trail, la foto principal de dicho concurso me transportó a aquella época en la que invertía mi tiempo quemando y derritiendo colores de cera por diversión para hacer arte de eso.

Hice esta pintura alrededor del 2012 justo después de salir del colegio y aún la conservo colgada en mi cuarto.

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El concepto de esta pintura

es una lluvia de todos colores del arco iris derretidos y rodeando un árbol en el centro que se encuentra desprovisto de hojas, luego con un cuchillo caliente quemaba y marcaba los crayones para derretirlos, limpiando los restos de pintura en el cuadro como si estuviese untando alguna mermelada.
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Esta técnica

es muy fácil de aplicar y muy divertida, solo debes pegar con pega líquida los creyones al lienzo haciendo la figura que quieras, esperas a que se seque la pega, estén bien pegados y con algún objeto metálico caliente, empiezas a presionar los colores y estos se derriten. También puedes hacer como hice, limpiar los restos de pintura que quedaban en dicho objeto metálico, sobre la tela del lienzo.

Cabe acotar que esta técnica no es de mi autoría, hubo un tiempo que estuvo muy de moda en internet y la veía en cada post de pinterest o instagram, sin embargo, usualmente derretían los colores con un secador de pelo, yo preferí hacerlo con un cuchillo caliente... por más agresivo que suene jajajaja.


Te dejo aquí el poema que me inspiró la foto del concurso y también que me recordó el arte que antes hacía: En arte me convertí.

Quería experimentar el arte
así que poco a poco en él me convertía.
Pintaba mis deseos cada tarde
y de color llené lo que sentía.

Al final del día,
el lienzo terminaba,
tan o menos pintado,
de lo que yo lo estaba.

No importaba el color del día
o si mi estado de ánimo caía
representando tristezas.
No importaban los tiempos,
sentir los colores entre mis dedos
me brindaba una enorme alegría.

Alegría que fui canalizando
incluso los días de azul más intenso.
Sonreía tras ver mi crecimiento
y las pinceladas lanzadas al aire
que terminaban con mi sonrisa más sincera
convirtiéndose junto al lienzo en el más puro arte.

En arte me convertí,
finalmente,
aquel día que te fuiste
y entre lágrimas pintadas
dibujé mis raíces
hechas colores.
En cada color derretido
yacían todas las ilusiones
que con tu partida dejaste,
ilusiones que compartíamos
y ahora sólo quedaron
para mí, mis colores y su arte.

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