La Música Venezolana ¿Fusionar o no fusionar? He ahí el dilema | Opinión

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Quién haya tenido la fortuna de estudiar e interpretar los sonidos de nuestra música venezolana, sobre todo ahora en la actualidad, en más de una ocasión habrá tenido que escuchar comentarios como ¡Así no se toca la música venezolana! o ¡Están echando a perder la música venezolana con esas fusiones! Incluso también se oye el típico comentario conservador de Antes había música más bonita, y se tocaba más elegante, ahora se la pasan es pegando gritos, y los ensambles se ponen a tocar esmachetaos. Lo cierto es que todos los géneros de música venezolana, al igual que cualquier otro género musical en el mundo, siempre están en constante trabajo, y palpando siempre la necesidad de desarrollo y de hacer nueva música, siendo responsabilidad del músico determinar hasta donde puede llegar artísticamente para no desvirtuar la creación que abarca su propuesta musical en todos sus elementos esenciales......... Y de eso quiero hablarles en esta ocasión.


Desde hace algunos años para acá en el escenario de la música venezolana, está muy en boga una palabra que, no solo ha traído nuevos planteamientos al trabajo que venimos haciendo los intérpretes de este compendio musical, sino que también ha generado toda clase de opiniones y posturas entre los músicos y el público, quienes han compartido todas estas posturas, aunque no siempre sea con las mismas capacidades de argumentación. Para los que apoyan este movimiento musical esa palabra representa un refrescamiento de nuestra música, y una reveladora manera de acercar los jóvenes hacia la música venezolana.

De hecho si miramos los hechos desde la objetividad, haciendo análisis armónico y melódico de cada tema perteneciente a este movimiento, observando también el aumento de las ventas de discos donde se muestra esta vertiente de nuestra música, entonces si podríamos calificar este hecho como toda una gran revelación. También están quienes piensan que esto no es necesario, y que practicando este nuevo movimiento estamos desvirtuando la música venezolana de lo que es, apelando a sus orígenes.

Todo esto lo vamos a analizar con cuidado en las próximas líneas.

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Edward Ramírez y Rafael Pino (Dúo El Tuyero Ilustrado)


En líneas generales, una fusión en cualquier propuesta musical siempre va a implicar un cambio radical muy importante, ya sea que la propuesta musical vaya enfocada hacia el arreglo musical de temas conocidos, o si se trata de simplemente mezclar o engranar, lo más resaltante y característico de 2 o más géneros musicales en una composición inédita. Sin duda alguna este hecho podemos contarlo como una de las razones por las que no tiene sentido hablar de una deformación de la música, porque precisamente se necesita que los elementos a utilizar para hacer el engranaje, estén en su más pura expresión, para poder accionar en los oyentes una asociación cultural, que es lo más interesante del trabajo de una fusión.

Y quizás esto es lo que no entienden muchas personas que simplemente no aceptan el surgimiento de estos nuevos movimientos musicales. Esto se acentúa aún más en el escenario de nuestra música, porque uno de sus componentes culturales que ha marcado más pauta es la tradición, o al menos la historia de todas las tradiciones que han hecho y siguen haciendo vida en el país.

Entonces intentemos contestar la pregunta del título de esta publicación...

Si algo se ha demostrado en la historia de la música mundial es que mientras más orgánico pueda ser un trabajo musical, más posibilidades de feed back y aceptación podrá tener. Hay algo que los músicos tenemos que entender y tener muy claro, solamente si queremos tener éxito como creadores de música. Y esto apunta a que el verdadero propósito de la música es simplemente llevar un mensaje concreto y único a la audiencia.

Las características llamativas con las que podamos hablar de belleza artística quedan de parte de cada intérprete y/o compositor, pero lo que dará valor a una propuesta musical es el mensaje definido en sí. Y si el contenido de este mensaje puede ser espontáneo, totalmente original, y lleno de aprendizajes, esto será bien apreciado por la audiencia.

Una gran parte de los grandes representantes de nuestra música han sido influencia suficiente para cultivar el mensaje de conservar la música venezolana tal como está, exponiendo sus posiciones desde sus vivencias y la relación personal que tienen con nuestro lenguaje musical. Son personas que han aportado mucho a la música venezolana, y que aún tienen mucho que enseñarnos.

Pero uno de los primeros problemas de fondo para ceder a estas posturas es la diferencia de contextos históricos vividos entre las generaciones pasadas y las generaciones actuales. En la época del gobierno de Marcos Pérez Jiménez, el vals pasaje y las serenatas eran las manifestaciones más llamativas e impactantes de nuestra sociedad musical. De estos valses y serenatas surgieron muchas canciones dedicadas a muchas de las ciudades del país, y a partir de los 60 en el discurso musical tuvimos mucha influencia de la música mexicana, cubana, y mas tarde colombiana, y brasilera con la creación del movimiento estilístico de la Onda Nueva.

En esta época actual ya nisiquiera se puede pensar en trabajar con la música solo por satisfacción. Podemos observar como surgen constantemente distintos proyectos prometedores, con nuevas aventuras musicales, y de nuevos niveles de exigencia. Incluso algunos van más allá, planteando el surgimiento de nuevas instituciones que impulsan el desarrollo de nuestra música venezolana. Uno de estos ejemplos dignos de mencionar es la Movida Acústica Urbana (MAU), llevado a cabo en Caracas por muchos músicos reconocidos a nivel nacional, y que plantean una de las mejores y más interesantes puestas al día con nuestra música venezolana.


Rafael El Pollo Brito. Uno de los grandes artífices del movimiento de la fusión en la música venezolana.

Este es el problema de formar a un músico solo para los escasos eventos culturales tradicionales que se realizan en el país, con la misma mentalidad de tocar para las retretas musicales de antaño (dicho esto con todo el respeto que merecen nuestras queridas y recordadas retretas), sin contar la situación de crisis humanitaria que estamos viviendo. En todas las profesiones cuando se trata de encontrar un trabajo hay que estar dispuesto a ofrecer nuestros servicios acordes a los hechos de hoy en día, y eso significa que obligatoriamente debemos tener una buena puesta al día con lo que está sucediendo en nuestra escena musical. Pero esto solo es la punta del iceberg, ya que el debate es sobre si podemos fusionar o no nuestra música venezolana, y una puesta al día con un género determinado abarca muchos puntos y necesidades, además de la fusión de géneros.

Otras palabras que se suelen escuchar para mantener las posturas conservadoras es la priorización de la preservación de nuestras tradiciones, quizás con la intención de argumentar que si se cambia algo se romperán y se disiparan con el tiempo. Toma mucho más peso cuando aparece el escudo del trabajo pedagógico en las escuelas y conservatorios.

Pero esto tiene un detalle que la gran mayoría de nosotros quizás ha dejado pasar desapercibido, y que debe ser discutido. Si estudiamos detenidamente la historia de nuestra música venezolana, podremos observar que la tradición más recurrente a lo largo de todo este desarrollo ha sido precisamente la tan cuestionada fusión de géneros.

Así fue como se originaron las manifestaciones religiosas y folklóricas como por ejemplo, el Tamunangue. Esta manifestación fue creada con lo mejor de la música que trajo el conquistador español (y más tarde los primeros hacendados españoles), que tenía que ver con la cultura musical de su patria natal, y con lo que se venía haciendo en toda Europa, y que se volcó en la fabricación de los cordófonos tamunangueros provenientes del cuatro venezolano, prácticamente un hijo de la guitarra renacentista.

Además se incluyó en la mezcla a la música que trajo el negro desde el África, con la que tuvo que usar su creatividad para crear otros tambores distintos al acostumbrado djembe, shekere y otros más debido a las prohibiciones de sus amos, dando a luz al cumaco larense, y la tambora golpera. Hasta que llegamos a la inclusión de las influencia musical del indígena venezolano quién además de aportar con la integración de las maracas, también influyó en las letras y el baile de esta suite tradicional.

Podemos citar también los movimientos musicales de principios de siglo XX, como por ejemplo la música cañonera, la cual recibió muchas influencias del Dixieland y el Foxtrot, los géneros que más se escuchaban en esa época, partiendo de los géneros tradicionales como el vals, el pasodoble, y especialmente el merengue venezolano. Así es como aparecen instrumentos como el saxofón, la trompeta y el redoblante que mucho más tarde se convirtió en una batería completa, todos ellos liderados por la base rítmica más representativa de nuestra música, la del cuatro venezolano. ¿No podemos hablar aquí de una fusión?

Y así podemos seguir mencionando cada hecho musical en orden sucesivo, y darnos cuenta que la constante en todo este desarrollo musical ha sido la fusión de géneros, algo que en todo caso fue consecuencia de la inevitable transculturización ocurrida en este país desde los tiempos coloniales, y que se transformó en una nueva cultura.

Si bien la fusión de géneros es algo que se ha convertido en toda una tendencia mundial, y muy especialmente en el escenario de nuestra música venezolana, esto tampoco debería verse como un requisito para poder participar en los movimientos contemporáneos de nuestra música, e incluso con cualquier otro compendio o género musical en el mundo, porque son muchos los planteamientos y necesidades por cubrir en el acontecer musical actual, donde tenemos a un público mucho más exigente, y que simplemente está viviendo su propia historia. Por lo que a estas alturas esto no debería tratarse de si fusionamos la música venezolana o no, sino de qué podemos hacer nosotros como músicos desde nuestras aptitudes e inclinaciones para aportar a nuestra música venezolana, porque al final de cuentas todas las propuestas musicales diferentes suman a este compendio musical.


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Agrupación Los Antaños del Stadium. Al igual que todas las agrupaciones de música cañonera surgidas a principios del siglo XX, es una viva muestra de la fusión que hubo en la formación de nuestros géneros y estilos nacionales


Entonces ¿Podemos fusionar o no?

Creo que a estas alturas todos deberíamos entender que a ningún músico se le debería decir como tocar, que notas elegir, y como abordar un lenguaje musical, porque después de cierto nivel de preparación lo que viene es más una proyección espiritual y artística con la que podrá expresar sus propias emociones.

Por otro lado, es tan necesario el movimiento contemporáneo de la música como lo son también nuestras tradiciones, ya que especialmente tratándose de algo tan atrevido y delicado como una fusión de géneros, es cuando más necesitamos partir de unas buenas bases de cada género que vayamos a trabajar, y así aprovechar los elementos melódicos, rítmicos y armónicos más representativos de cada género para crear buenos contrastes.

En lugar de tantos tabúes y trabas para crear, deberíamos unirnos todos los músicos de este compendio musical, los que mantienen las tradiciones y los que trabajamos por la contemporaneidad de nuestra música, y apoyarnos en la puesta al día de nuestros conocimientos sobre este compendio musical, para finalmente dar cabida al propósito original de cualquier propuesta artística que queramos emprender, crear y hacer música.

¡Saludos!

Créditos



- La foto de la portada viene de Diario Versión Final, y fue editada por @juanmanuellopez1.

- Los banners y separadores fueron creados también por @juanmanuellopez1.

- Las fotos del texto fueron extraídas de las fuentes indicadas en el botón negro de la foto.



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