El lobo rojo (X)

Fuente

Cristina

"Eso sí fue un craso error", pensé mientras me movía lentamente hacia mi derecha, tratando de escudarme detrás del sillón. El tipo, quien no me quitaba la mirada de encima, añadió:

-Vamos, nena. No te dolerá tanto si cooperas.

-¿Quieres apostar? Tienes la cara de un psicótico.

-No conoces a tu amo entonces.

-Ni me apetece.

Traté de llegar hacia la puerta; el hijo de puta logró jalar mi cabello y me tiró en la cama. Podría gritar, pero estoy segura de que ni al tipo que se entiende era mi "amo" le importaría. Estaba sola con un tipo que se puso encima de mí con la clara intención de violarme. 

En medio del forcejeo le di una patada en las pelotas al infeliz; él gritó de dolor, así que aproveché quitármelo de encima para llegar hacia la cómoda en donde había colocado el arma y tomarla.  

-¡Maldita puta! -exclamó, retorciéndose del dolor.

-¡Tu madre lo era al chupársela a tu jefe! - le repliqué mientras le disparaba.

Le di en la pierna... ¡En la pierna y no en la cabeza! ¡Malditos nervios, maldito miedo! El tipo empezó a dar alaridos, pidiendo auxilio y socorro. De inmediato escuché detrás de mí cómo alguien rompía la puerta. Volviéndome, le apunté al recién llegado, quien me miró con estupefacción.

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Ivar

No podía creerlo.

Ella le disparó a Greg en la pierna, y podría deducir que fue en defensa propia. A él, un tipo musculoso, de mayor estatura que ella y de mayor fuerza que había sometido violentamente a tantas mujeres vírgenes en el pasado. Por no decir violarlas.

Ahora me apunta a mí. Sus ojos tenían una extraña mezcla de determinación y miedo, quizás el único impulso que le permitió conservar la vida aún estando bajo las manos del Lobo Rojo. 

-Puedo ayudarte -le dije en inglés.

-¡Mientes! -me respondió sin bajar el arma.

-¡Dispárale a esa puta, cabrón! -me interrumpió Greg, quien se apoyaba en las orillas de la cama para levantarse.

-¡Puta tu madre, la que se la chupa a tu jefe y se mete con todos los de esta casa, hasta contigo!

-¡A mi madre no la insultes, perra!

-A tu madre la insulto porque eso ha sido ella, a juzgar por tu cara de psicótico.

-¡Maldita...!

Trató de abalanzarse sobre ella, pero yo lo detuve con varios disparos en el pecho, muriendo instantáneamente. 

Ella, mirándome sorprendida, bajó lentamente el arma. Asustada, se volvió hacia el cadáver de Greg y nuevamente hacia mí. Iba a decir algo, pero no se lo permití; mis compañeros se estaban acercando, así que tenía que actuar deprisa.

Cerré la puerta y le indiqué que tomara la silla del tocador y la insertara debajo de las agarraderas con toda la fuerza que tuviera. Justo cuando terminábamos, empezaron a aporrear la puerta. 

Tomándola de la mano, la guié hacia una de las paredes, la cual empujé hacia atrás con las manos y la metí ahí adentro. De inmediato me volví hacia la puerta; ellos recurrieron a las hachas de incendio... "Si ellos supieran que me robé las llaves de las puertas de esta planta el día de ayer, quién sabe qué me hubiera ocurrido", pensé para mis adentros mientras entraba al pasadizo y cerraba la puerta detrás de mí.

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Disponible en Wattpad 

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