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─Pero a veces es ese otro el f-18… que ya lo tienes rayado.
─¿Quien?... ¡Ah!... Julio, Julio Jaramillo… ¡ah claro! es otro de mis favoritos, más cuando sus canciones me recuerdan a Sandra, esa negrita que se embochinchó con mi corazón, yo la enamoré con el ruiseñor de las américas, ja, já, ja, Sabes Mendoza, caíamos ahí, por el piso pletóricos de alcohol, amándonos como locos… ¡Mendoza! tráeme otra cerveza, vamos a ver cómo están esos recuerdos. ¿Te gusta oir mi guitarra? eres un pícaro.

♫Yo sufro lo indecible si tu entristeces
No quiero que la duda te haga llorar
Hemos jurado amarnos hasta la muerte
Y si los muertos aman,
Después de muertos amarnos más” ♫

─ ¡No quiero que la duda acabe con nuestro juramento! La negra y yo hicimos un pacto de sangre, pero se me murió ¡carajo! Esa canción me la recuerda… Sandra, ¡Sandra qué mujer!
─Pero después vino Berta, vaya respeto por un juramento ¡eh! ¡eh! ¡qué es eso!

─Pero… ¿no supiste el cuento... ese maldito del Roberto vino a faltarle el respeto a mi Sandra y le partí la cara de un botellazo, luego el hijo de puta agarró mi guitarra y la tiró ¡me la rompió!... luego se me vino encima con una navaja en la mano y Berta estaba ahí, y le dio con la silla y lo dejó besando el piso. tomé mi guitara y agarré a Berta y me fui por las sombras con la música en mi alma y la guitarra rota y Berta fue mi consuelo, esa noche la lloramos bonito y bueno las cosas pasan.

Mendoza aún recuerdo todo eso, tantas noches y días de farra y mi guitarra rota, eso no se lo perdoné nunca a Roberto,

♫ Llora guitarra porque eres mi voz de dolor…
Guitarra…
Tu que interpretas en tu vibrar mi quebranto ♫

Tenerla ahí en la pared sin saber si volvería a salir algún acorde, es un dolor que arrastro conmigo; Pero hoy es diferente, bailo y siento que mi música está aquí en mis manos, en mis recuerdos.

Bailaba mientras alzaba su copa y se dejaba llevar por la música con la cadencia de las letras que iba recordando

─Vaya julio eres grande, ahora estoy solo Sandra, Berta y tantas mujeres más, las quise y me quisieron, ahora solo…y viejo; ya… debo hacer que la música salga de mi vieja guitarra.

Agarró la guitarra, sabía que ella lo estaba esperando y pasó sus manos por la cintura pulida del instrumento, fue tensando sus cuerdas.

─ ¡Amaneciste como yo, alegre, eh! guitarra mía.

Tensaba y dejaba escapar un acorde, como para cerciorarse que su guitarra estaba viva.

─ ¡Mendoza, una cerveza!... que la noche es joven, es hora de tocar y de cantar, ¡salud!

Sus dedos fueron recorriendo las cuerdas y la letra fue saliendo:

♫ Ódiame por piedad yo te lo pido
ódiame sin medida ni clemencia
odio quiero más que indiferencia
porque el rencor hiere menos que el olvido. ♫♫♫

─¡Julio eres grande!
Sus dedos iban sacando los acordes y los sonidos se iban llevando sus dedos que como mariposas se esparcían llenando todo de música y su cuerpo fue siendo simples notas que volaban en una danza asfixiante y la música fue evaporándolo y elevándolo, dejando un halo de éxtasis y al final la guitarra yacía sola, tirada sobra la silla.

Fuente de vectores notas musicales
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