The Diary Game. Lunes, 29/01/24. Parte III. Y... ¿Qué hacemos ahora?

image.png

El dinero no puede comprar la felicidad, pero seguro que te conseguirá una mejor clase de recuerdos.

Ronald Reagan

image.png

Como les escribí en mi diario anterior... ¿Qué? ¿Se lo perdieron? ¿Cómo es posible este suceso? ¡No temáis! ¡Dios nunca temió! A continuación te dejo el enlace para que puedas ponerte en contexto: The Diary Game. Domingo 28-29/01/24. Parte II. En el aeropuerto..

Tal vez se preguntarán la razón de tener dos fechas (28-29/01/24) y aquí mismo se los voy a responder, pues es bien fácil la respuesta. Mi diario comienza el domingo 28, cuando entré al aeropuerto y termina en la madrugada del lunes 29, cuando recibo a mi esposa a su llegada. En este diario, vengo a contarles lo que ocurrió al salir del aeropuerto, así que, prepárense y apriétense las alpargatas que lo que viene es joropo.

image.png

Llevaba más de 26 horas sin dormir, y aunque nunca me ha sucedido nada en el aeropuerto, y nada peligroso he visto, no me gusta dormir en él, y menos cuando estoy solo.

Mientras conversaba con mi esposa de muchas cosas (fueron 4 meses en Venezuela) se hicieron las 6 de la mañana y como el día comenzaba a aclarar, decidimos tomar el bus que nos llevaría al terminal terrestre La Alameda, ubicado en la zona central de Santiago de Chile. El viaje lo sentí corto y fue cómodo, ya que aún no había una afluencia vehicular que hiciera lento el recorrido. Al llegar, fuimos de inmediato a guardar las maletas, donde teníamos dos opciones:

     a.- Dentro del terminal, donde se puede guardar equipaje por 24 horas y cobran por el tamaño de lo que se guarda: Bolso 2,000 pesos, maleta pequeña 3,000 y maleta grande 5,000.

     b.- Fuera del terminal, donde guardan las cosas por 23 horas, y sin importar el tamaño, solo cuesta 1,000 por maleta.

Ya creo que saben dónde guardé todo, ¿no es así?

image.png

Teníamos la posibilidad de comer en cualquier lugar, pero también es bien sabido que la comida es costosa en los terminales, y después de dar algunas vueltas buscan el lugar "perfecto" escuchamos la voz de dos venezolanas que ofrecían arepas y empanadas. Allí fuimos a parar, pues creo que apoyar los emprendimientos de otros venezolanos es hacerles el bien.

Allí, mientras conversábamos y seguían vendiendo sus productos, me comí 2 empanadas con carne y mi esposa 1 empanada con un café. Debo decir que, la masa es de harina de maíz con harina de trigo, y en Maracaibo es de maíz solamente; Yo lo sabía porque he andado por casi todos los Estados de Venezuela, pero mi esposa se llevó la sorpresa.

Desayunamos y comenzamos a caminar para ver que hacíamos primero de las cosas que había que comprar; Después de una vuelta, ya quería dormir, pues eran las 9 am y el cansancio mental no era normal. Después de buscar algunas opciones, decidimos ir al Hotel Sahara Inn, conocido por todos como el Hotel Si, en pleno centro de Santiago.

Llamé, hice la reservación, fuimos por las maletas y llamé a un Didi, una aplicación similar a la de Uber, para que nos llevara al hotel. Ya instalados, y tomar una ducha con agua bien caliente, dormimos por 4 horas. ¿A poco creían que les iba a contar todo? Pues no, pero le pueden dar rienda suelta a la imaginación.

Al despertar, pensé que el día había terminado, sin embargo, al ver la hora, nos dimos cuenta de que apenas eran las 2:30 pm, así que, nos preparamos para salir a comer. Ella quería conocer un lugar llamado Pollozolano, un restaurante venezolano espectacular.

image.png

Me gusta la idea de que, donde comen dos, pueden comer hasta tres, no obstante, la decisión estaba tomada de que ella conociera este lugar y comer como si estuviésemos en nuestra ciudad, Maracaibo, y deleitarnos con algo sabroso en extremo.

La atención fue espectacular; tenían de todo para comer, de manera que nos explicaron y ofrecieron varios platos de entrada, salida y postres.

A pesar de esto, yo había hecho mi selección antes de salir, y ella también: Carne para mí y pollo para ella, y es aquí donde comienza el disfrute, pues pedimos comida demás, y esto ocurre cuando yo, y solo yo, tengo demasiada hambre.

image.png

image.png

image.png

image.png

De entrada, pedimos unos tequeños con guasacaca, y unas empanadas al horno, hechas de harina de trigo de carne, queso y otra de camarón. Obviamente, pedimos de tomar guarapo de panela con limón, el cual estaba en su punto, es decir, no muy dulce, y con la cantidad de limón exacta, es decir, no empalaga ni queda muy ácido.

De hecho, creo que es una bebida hecha por los dioses, una expresión que seguramente Thor, el dios del rayo, hubiera dicho de estar sentado en la mesa con nosotros.

image.png

image.png

image.png

image.png

Tuvimos que guardar algo para poder comer lo que venía en el plato fuerte. Si hay algo que me hace feliz en esta vida, además de alcanzar pequeños logros que me llevarán a una meta más grande, es comer, y aunque me estoy cuidando la salud con lo que como (ha sido un proceso complejo para mí), esta ocasión era especial, así que dejé de lado mis restricciones y comí de todo.


image.png

image.png

image.png

Plátano maduro sado con queso y un toque de tocineta, pollo, puerco y chorizo, horneado, fue lo primero que sirvieron en la mesa. Ya saben para quién es el pollo, ¿verdad? Aunque me gusta el plátano verde en tostón o tajadas, mi preferencia está en el plátano maduro o bien amarillo.

En la ciudad donde vivo, el kilo está alrededor de los 3 dólares, pero en la capital, se puede encontrar en 1.5 dólares; Si quieren invitarme a comer, por favor incluyan en el menú este producto, ya que soy de poco comer.


image.png

image.png


image.png


image.png

image.png

image.png

¿Qué más les podría decir? Comimos hasta más no poder y nos quedó para comer en el hotel por si nos daba hambre; El queso frito estuvo a la altura, el trato, la gente, todo estuvo impecable y muy sabroso. La carne, aunque no sabía que significaba Angus Beef Certified, estaba deliciosa, y para quienes no sepan, Angus Beef se refiere a una raza de ganado que da la mejor carne.

Después de que nuestro cerebro nos indicara que ya estaba bueno de tanta comida, el mismo mesonero, una persona muy amable, nos guardó en un envase para llevar lo que quedaba. Él sabía bien que no acabaríamos todo pero estaba contento con atendernos y conversar de nuestra hermosa ciudad Maracaibo, pues, él también es de allá.

No podría seguir escribiendo en este diario, porque se haría demasiado largo, sin embargo, en la próxima entrega, vengo con la experiencia que tuvimos visitando el Palacio de La Moneda, la cual es la sede presidencial chilena, después que salimos del restaurante. ¿El costo? Alrededor de 100 dólares fue el consumo, pero valió la pena. Además, ya estaba preparado para este y otros gastos porque tenía todo planeado.

Ha sido un verdadero placer compartir mis viviencias en este post, así que, si tienen alguna pregunta, no duden en hacerla en la sección de los comentarios; Estoy esperando responder todas las inquietudes que surgan mientras leen este artículo.

¡Somos bendecidos!

También tengo otras publicaciones que pueden ser de tu interés y me gustaría saber tu opinión dejando un comentario al final de ellas con tan solo dar clic:


image.png

Contenido original y totalmente escrito para #steemit por un venezolano en Chile.

image.png

Banner.png

¿Quieres saber más de mí? Puedes leer Mi Presentación, Logro 1

Todas las imágenes son mías, a menos que indique lo contrario, tomadas para realizar esta publicación y pueden haber sido editadas con Canva

H2
H3
H4
3 columns
2 columns
1 column
4 Comments