Lugar donde la frase “lucha obrera” esta en boca de los niños antes de caminar. Ese lugar donde aprender a llevar un cuchillo bajo la manga, como sacarlo y donde enterrarlo en caso de necesidad es parte de la educación popular, así como cargar un arma y desconfiar de los uniformes. Esa es Villa Francia, lugar donde llegó una mujer hermosa, de ojos claros, pelo rizado casi blanco, alta, de pechos firmes y piel morena, Eva llegó a Villa Francia con sus dos hijas, ambas con ojos amargos de quien es marcado por la tristeza. En ese lugar donde los hombres golpeaban para relajarse Eva, decidió tomar un papel en esa sociedad, se auto declaró bruja, y desafiaba a quien se le antepusiera a probar sus místicos poderes heredados del sol y la luna. Nunca supe si mi abuela era realmente bruja, pero estoy segura que algo de mágico tenia ya que fue esa fama la que libró a mis padres mas de una vez de ser llevados por la policía de inteligencia en la más oscura dictadura.
Hija de un militar Francés y una mapuche, Eva, fue abandonada en un colegio de monjas junto a su hermano, un niño cada vez más silencioso. Fue recogida por unos tíos que aceptaron a esa niña inesperadamente bella gracias a que las monjas los amenazaron con un desprecio divino si rechazaban a esas criaturas claramente bendecidas. Eva aprendió a limpiar y pasar hambre, pero nunca dejo de añorar Francia, aunque nunca tuvo claro como era realmente, se imaginaba largas alamedas, abundancia y perfección. En sus fantasías, su lejana familia francesa estaba buscándola y la reconocerían llevándola a su lejano reino de viñedos en Lyón. Era su hermano quien alimentaba esos sueños, contándole historias de su padre miliciano pintándolo como un guerrillero, héroe nacional de la primera guerra "Somos de sangre sobrevivientes" le decía, empujándola a luchar contra esa realidad, ayudándola a vivir en esas fantasías. Eva siempre esperó ese rescate despreciando la tierra que pisaba, esa tierra de incultos indígenas y campesinos ignorantes...no amaba a esa tierra, tal vez por eso la tierra la castigó dándole interminables desgracias incluida el jamás conocer esa tierra añorada, Francia, su desconocida patria y que fue la mía gracias a sus historias que no se que día descubrí fueron imaginadas...todas salvo ese fantasma que seria ese padre perdido .
Fanor trabajaba como capataz en un campo cercano a sus tíos, cada tarde veía como Eva paseaba distraída por entre los melonares y llegaba a un tronco gigante, se encaramaba y comenzaba a leer, ella se imaginaba reina en un lejano reino romano, él, la veía como un ángel, una reina le parecía demasiado mundano.
Aquella tarde, Eva se montó en el tronco y comenzó a leer un libro francés del que poco entendía, de pronto, sintió como sus pechos se encendían y sus manos sudaban, el calor empezó a envolverla como si un cuerpo la arrastrara al fondo de un misterioso pecado, enrojecida miró a su alrededor y encontró los ojos de Fanor, que sonrió y extrañamente, no se movió de su sitio, Eva salió corriendo y no volvió a los melonares. Miraba desde la ventana de su habitación como Fanor se sentaba en el tronco, esperando, siempre cuando el sol se escondía, así durante un mes, pero un día Fanor no llegó al tronco, Eva miraba impaciente y él no aparecía. Bajo decepcionada a la cocina, y ahí estaba él, con un Atlas de Francia y una sonrisa.
Fanor se dedico a cumplir los sueños de Eva, una casa con un gran ventanal en el pueblo, para que tuviera cerca la biblioteca, vestidos, viajes a Santiago a conciertos, Fanor la convirtió en una reina y así nacieron dos princesas. Azucena la primera, ordenada y disciplinada, Lucía la pequeña, heredó mirada mágica indígena de su padre, una capacidad innata para inventar historias y conversar con la luna. Las niñas crecieron en la felicidad del amor de sus padres jugando en el pueblo y en la gran casa bajo la mesa trasformada en refugio contra ogros, entre un Caicai Bilú mapuche y elfos de las campiñas francesas. Pero la tierra, la Pachamama justa y cruel, preparaba su castigo a Eva por no amarla y así fue, una tarde Fanor no volvió, quedó enterrado misteriosamente bajo una carreta. El mundo de Eva fue destruido otra vez, un hombre la abandonaba y esta vez, ya nadie cuidaría de ella y tenía a esas niñas que ya no tenían a su padre, y los ojos de Lucia le recordaban a Eva esos sueños rotos, su abandono y desamparo, y fue esa mirada la que creó en Eva repulsa, impidiéndole volver a demostrarle amor con caricias, solo con dureza y castigos. Lucia es mi madre.
Lo único que sé es que un día, esa mesa con la que jugábamos siempre se le llevaron, la Eva nunca me hacia cariño, nunca me decía que me quería, las únicas veces que me tocaba era para darme algún charchazo, bueno ni eso, porque me pegaba a palos. Si, ya se que estas pensando que por eso yo te pegaba a ti y lo mal que lo pasaste, si yo se que para ti soy una bruja, pero te voy a decir algo de tu abuela, me enseñó a creer.
Con la Nuna, así le decíamos a Azucena, esperábamos ansiosas todos los años al “Viejo Pascuero” en navidad con un arbolito imaginando nuestros merecidos regalos. El primer año en Villa Francia, no tuvimos ni árbol, en la mañana de ese 25 de diciembre no habían regalos. Eva explicó que porque no habíamos tenido dinero para colocar un árbol junto a la ventana, lloramos las tres, si, tu abuela también, se puso de pie y dijo, vamos a hacer un árbol, todavía es navidad y puede que ande dando vueltas. Agarramos unos helechos y los colocamos en la ventana con unas cintas rojas y nos mando a dormir la siesta, no se como pero nos quedamos dormidas, al despertar habían 2 muñecas de plástico envueltas en papel de regalo con una tarjeta diciendo “disculpen el retraso no había visto el árbol”. Todavía hoy me pregunto que habrá tenido que hacer Eva, a que habrá tenido que renunciar para darnos esas muñecas, no lo sé ; Pero Eva con ese gesto me hizo conocer la certeza de la esperanza.
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6 Parte : https://steemit.com/spanish/@dcaroa/reflejos-de-mis-sombras-6a-parte-reencuentro-en-golpe