Saludos queridos Steemians,
Hoy al levantarme hice mi rutina de siempre, esa que es aburrida de contar, después de salir a que el Sr. Hitch me sacara a pasear - aceptémoslo, ellos son los que mandan Don Encantador de perros - vine a casa a escribir el post de la mañana, uno sobre la vida sexual en tiempos de crisis que quedará relegado para la noche. Ya antes de sentarme a rumiar oraciones sobre mi desgracia con los hoteles, fui por una jarra de agua para regar las orquídeas de mi abuela. No se si esto de escribir a diario hace que uno esté hurgando todo el tiempo en temas y recuerdos para poder bloguear haciendo que algunas emociones adormecidas salgan en los momentos menos indicados u oportunos según sea el caso. Lo cierto es que dándoles un poco de amor a las matas, contándoles una que otra anécdota para que estuvieran contentas me acordé de que eran las plantas de mi abuela fallecida hace algunos años. El resultado, un mar de lágrimas, si bueno eso de acordarse de la mama vieja tiene ese efecto en todos, al menos eso creo.
Mi vieja era como esas orquídeas, hermosa, viviendo siempre al máximo, a sus setenta y tantos había hecho cuanto curso se le atravesaba, era curiosa y bochinchera, de esas personas que donde llegaban encendían la luz con un yujuuuuuu con el que le gustaba saludar. Entre las cosas que más le sorprendía a muchos que la conocieron era que en la último quinquenio de su vida decidiera sacar su estudios básicos, ella nunca tuvo la oportunidad, pero ya mayor con siete nietos y una bisnieta que nunca pudo conocer emprendió su camino al conocimiento. Pero no crean que la popular María, se iba a conformar con el básico, no mas terminarlo se enfocó en el bachillerato y lo llevó a buen término. Pero si eso te parece poco, también decidió inscribirse en la Universidad, porque quería saber más, hasta consiguió una computadora para no quedarse rezagada en lo tecnológico.
Esa era mi viejita, pero de todo esto me enteré el día de su funeral, y solo porque unas de sus muchísimas amigas que había coleccionado con paciencia y amor durante años - como había cultivado sus orquídeas - se me acercó el ese día tan triste y me dijo -¿Tú eres el nieto de María? ¿El que le hacía las tareas del colegio? - No supe responder y pregunté a qué se refería, resulta que la viejita sinvergüenza, les decía a sus compañeras que yo le hacía la tarea, no quería lucirse como decimos aquí en Venezuela, era humilde con sus éxitos, y los guardaba en secreto para casi todo el mundo.
Como dice la biblia "...que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha," Mateo 6:3 esa era mi vieja la que tenía orquídeas, las mismas que riego ahora, las mismas que me hacen llorar.
Texto y fotografía originales de Michel Camacaro 2017
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